Volando voy

Y vengo. Y se me ocurrió hacerlo en Iberia. Ya se que es un error pero era lo más barato para irme de vacaciones, tal vez por eso se crean con el derecho de tratar así al vagón de ganado que es la clase turista. Las azafatas con su media de edad de 45 años se las nota un poco quemadas y así te tratan. Malas caras y malos modos, bastante falta de respeto hacía un consumidor, que eso es lo que somos al fin y al cabo. Ya se que no pagamos lo mismo que la clase Bussines pero creo que un poco de amabilidad hace más placentero el viaje para todo el mundo, sobre todo metidos en un tubo de aluminio 12 horas seguidas.

También la desorganización de la compañía cuando facturas tu equipaje. Al ir volamos dos personas que habíamos sacado el billete juntos uno en la fila 12 y el otro en la fila 40. Preguntando a las azafatas si podían hacer algo para reubicarnos no se les ocurre otra cosa que preguntarle a una familia si les importaba viajar separados para así poder hacerlo nosotros juntos, eso es más bien ganas de joder no de resolver las cosas. Pero no éramos los únicos en esa situación, aparte de haber asientos duplicados. La vuelta no fue distinto sólo que esta vez uno delante del otro, pero esta vez comentado al azafato su respuesta es que nos busquemos nosotros la vida que nos harán más caso los pasajeros, ¡así se hacen las cosas! ocúpate tú que yo paso.

En cuanto a la comida la verdad es que si eso es la comida española que enseñan al mundo pobres guiris la impresión que se van a llevar. No es mala, es pésima con sabor a cualquier cosa y claro otra cosa no puedes comer por que no la hay, así que para la próxima muchos sandwiches a la maleta para poder comer algo decente, aunque claro lo mejor es intentar no volver a viajar con Iberia.